sábado, 29 de marzo de 2014

Un pañuelo hecho a bolillos que se puede convertir en un broche

Ésta es otra de las aficiones que se me ocurrieron de la noche a la mañana después de oír un día tras otro a mi madre diciendo que quería aprender hacer bolillos pero que era una cosa que no era fácil ni accesible para ella.

Y por esas cosas de la vida, el año pasado en Elche me encontré con la "Asociación de bolilleras de Elche y comarca" en una feria de artesanía o en la concentración anual de bolilleras, no lo recuerdo bien. Pero desde ese mismo instante pensé que el mejor regalo que le podía hacer a mi madre era enseñarle yo misma hacer bolillos. Así que no lo pensé más y me puse en contacto con ellas y con “la profe”, Antonia, y me puse al lío.

Gracias, Antonia, por ser tan buena profesora, por enseñarnos tantas y tantas cosas, por ser tan paciente y tan generosa. Gracias de corazón.

Empecé con un marcapáginas (como empieza la mayoría): puntos básicos y algo facilito.

Y la segunda cosa que hice de bolillos fue este pañuelo, que como veis en la siguiente foto tiene su miga, sobre todo en cada esquina.

 


Pero lo que más me sorprendió fue el cambio radical que pegó al volverse un broche, gracias al ingenio y la magia de las manos de Antonia. Como os digo, para algunas cosas hay que tener gracia. 

 

Y ésta es una de las cosas que ya lleva historia, porque fue estrenado como adorno del pelo, es decir, como un tocado en el desfile que realizó la asociación ese año.

El mundo de los bolillos es tan antiguo como gratificante. Es cierto que son muchas horas de trabajo, mucha dedicación y maña, pero cuando acabas "algo" (lo que sea ) es tan gratificante... Y claro, ahora entiendo por qué las cosas de bolillos son siempre tan caras: ¡es que no hay dinero con el que pagar tanto trabajo!

Bueno, espero que os haya gustado. Aquí no os doy indicaciones porque no es algo que se pueda enseñar fácilmente. Se necesitan horas de entrenamiento, constancia y una buena profesora como la mía.

Un abrazo y ¡hasta la semana que viene!

sábado, 22 de marzo de 2014

Hamma beads

En búsqueda de probaturas, de hacer nuevas cosas, Carolina me descubrió una nueva historia ¡Gracias Carolina!

Esta nueva manualidad abre un nuevo mundo lleno de posibilidades, de creación de imágenes a través de piezas de plástico, de diferentes tamaños y multitud de colores. 

Y de momento, me encuentro en una tienda llena de cómics, de figuritas a escala de personajes famosos de algunas películas míticas (soy una inconsciente, pensaba que eran juguetes... y al parecer no debes sacarlos de su caja nunca, ¡porque pierden su valor!), caramelos con formas de estrella o monedas de las del super-mario. A veces en este tipo de tiendas también hay videoconsolas y juegos, algunas de las primeras (que pensaba “¡vaya antigualla!”, y resulta que ¡son clásicos! joyas de la memoria, que parece ser algunos adoran con ferviente devoción)  y allí estaba yo, rodeada de gente que hablaba un idioma que parecía ser conocido pero definitivamente sin entender nada…pero sorprendentemente mi novio entendía absolutamente todo. 

Me sentí inculta, de un mundo completamente extraño para mí, pero cuando dije lo que buscaba, en seguida me atendieron explicándome cualquier cosa que debiera saber, facilitándome cualquier material y dándome a elegir entre tamaños y colores, cuando elegí el tamaño más pequeño de las piezas, el dependiente me señaló que era algo osado por mi parte empezar con el tamaño más difícil, mi nuevo hobby y ahí pensé “¡Amigo, debo recuperar mi tiempo perdido en tu mundo, que a partir de ahora será uno de los míos también!”

Y aquí estoy, así que empecé con algo fácil, “Jake, el perro”, seguido de “Finn, el humano” .

 



La diferencia entre los tamaños de las piezas de plástico cilíndricas, es decir los hamma beads, es grande, aqui os muestro la diferencia que hay justo con el siguiente tamaño (y aún hay otro mayor). Aquí el muñeco de Finn grande está hecho por Carolina y siguiendo el mismo patrón, hice el pequeño.
 

Y cuando realmente vi el funcionamiento, el mecanismo del uso de estas piezas, me embarqué en hacer una imagen de Antonio, basada en el boceto de una de sus alumnas.

 
  

Cómo veis, una de las partes más divertidas de crear un patrón de cero, sólo a partir de tu imaginación, es que puedes realizar mil probaturas por puro divertimento.
Al final lo dejé así, gafas oscurecidas incluidas:

 

  ¿Qué necesitas para hacer esto? Fácil:  las piezas y la plataforma donde colocas los hamma beads son básicos, pero requieres además de una plantilla para tu diseño, hay muchas de ellas en internet donde indica exactamente donde colocar cada cilindro de plástico y los colores y tonalidades exactas que necesitas para hacer multitud de diseños de personajes de dibujos y series. Y para hacer algo personalizado pues puedes usar algunos programas que hay por ahí o usar tu imaginación y tu cerebro para a partir de una foto o boceto desarrollar tu propio patrón de hamma beads.

Y cuando esté terminado un trozo de papel de horno y ¡a planchar!


Por otro lado, ¿cuál es el haz y cuál el revés? La pregunta debe ser ¿de qué parte os gusta más, de la planchada o de la sin planchar? Yo creo que es a elección del usuario, en algunas páginas te indica que puedes plancharlo por ambos lados para soldar bien las piezas entre ellas, en ese caso no hay duda, ambos lados quedarán iguales.
En el caso de que sólo planches un lado, tú mismo puedes notar la diferencia.  Así quedó el mio: 

Haz y revés


  

Si necesitáis alguna aclaración o queréis más información, ¡hacédmelo saber! 

Un saludo y ¡hasta la semana que viene!

sábado, 15 de marzo de 2014

Broches de cremalleras


Estos broches son bastante fáciles de hacer, sólo necesitas un mínimo de habilidad con las manos, un imperdible o similar y cremalleras ¡por supuesto!

Lo mejor es usar esas que están por casa…no se sabe con qué motivo o razón.

No sé si a vosotros también os ha pasado, pero cuando era pequeña, en casa de mis abuelas, siempre veía cremalleras viejas, pasadas de moda, de diferentes tamaños y colores, en el costurero… y ahora las veo en casa de mi madre, ¡al parecer los costureros no son nada sin una dentro! Eso sí, tienen que estar seguidas de cuatro botones blancos y diez o doce de diferentes formas, colores y tamaños.

Y al pensar en su uso, me pasaba como con las cremalleras, siempre pensaba ¿si se me rompe una cremallera la cambiarán por una de éstas? Me imaginaba mi abrigo rojo, que tenía una larga cremallera roja, que se rompía y la única que se asemejaba un poco por el tamaño era una estridente cremallera verde fosforito que ¿de dónde habría salido? Porque una cremallera tan larga y verde…y pensaba: “¡no te rompas, hazte pequeño antes!”

La verdad, es que algunas de estas preguntas se fueron respondiendo con el tiempo. Cuando vas creciendo y hay ropa que has destrozado de tanto usarla y ¡por fin! se va a la basura. Y tu madre o abuela, te para por el camino, y te dice: “¡Eh! ¿Dónde vas? ¡Las cremalleras y los botones!” y tú siempre preguntas: “¿Para qué?” Iluso de ti, ¿cómo si no supieses la respuesta? “¡Pues por si acaso un día necesitas una!”.

Pues mira, en todos los años que tengo, creo que no se han vuelto a usar. Sin embargo, los botones sí, pero como os podéis imaginar destacando sutilmente la diferencia a ojos de tu madre/ abuela y viendo una enorme diferencia desde los tuyos propios, pero llegas a dudar de tu opinión, por la convicción con la que defienden su postura.

Bien, pues cuando vi por primera vez un broche de cremallera, ¡gracias  Elena! tu madre es una artista, al fin le vi utilidad a todas esas cremalleras que llevan guardadas años y años.

Los que hice yo, creo que no se parecen al que vi en un primer momento, supongo que cada uno los hace a su gusto y de la forma que más fácil te parece.








 



Además del cambio, en el diseño, algunos les añadí complementos que cambian la vistosidad del broche, aquí tenéis varios de ellos.










 


 

En otra entrada, ya os pondré más diseños o incluso con otros materiales y/o utensilios.

Espero que os haya gustado.

¡Hasta la semana que viene!

sábado, 8 de marzo de 2014

Búhos y pollitos

Aquí vamos con la segunda entrega, ¿qué me decís de transformar esos calcetines que no están mal pero que o son pequeños o dejaron de gustarte?  Esto es útil, sobre todo para aquellos que tienen familiares pequeñitos de esos que están en edad de crecimiento, que dejan la ropa casi nueva y va pasando de generación en generación…al menos en mi época pasaba eso, pero yo era la única chica…así que lo que más molaba de estas herencias eran los chándals, los juguetes y las bicis.

Los chándals casi todos llegaban con un parche que disimulaban algún "siete", que aunque todo el mundo te decía “¡Está nuevo!”, tu sabías que no, porque el roce del agujero con tu rodilla lo desvelaba todo.

Los juguetes, todos traían una historia a cuestas; la muñeca tiene el pelo corto porque estuvo en una sesión de peluquería. “¡Si, claro! ¡Por eso lleva trasquilones!”, el camión le falta una rueda porque tuvo un accidente...¬¬. Los puzzles, ¡mejor no hablamos de ellos!, ¿por qué siempre están incompletos? (La rabia me consumía).

Definitivamente, lo mejor eran las bicis. Podían venir las ruedas pinchadas, pero ahí estaban tus primos para ayudarte a quitarlas, a sacar la cámara, meterla en un balde de agua, descubrir el o los pinchazos, ponerle un parche con el pegamento que huele a rayos y vuelta a la bici. Podían venir con los frenos gastados, la rueda un poco torcida, un sillón incomodísimo…pero al final, ¡seguía siendo una bici, que te llevaba donde quisieras!

Pero desde luego lo que nadie quería de herencia y normalmente nadie heredaba eran los calcetines de otro, ¡por muy nuevos que estuviesen!

Ahora estoy esperando los que se le quedan pequeños a mi sobrina para seguir haciendo muñequitos, pero ¿para qué engañarnos? sirven los calcetines de cualquiera, la diferencia será en el tamaño resultante del peluche…eso sí, tienes que tener gracia para realizar el muñeco.


Vale, ese muñeco, peluchito, almohadilla para los alfileres e incluso bola anti-estrés que os presento hoy, viene de esos calcetines a rayas o de colores que dejan el talón en un color diferente. Bien, pues resulta que esa parte del talón son los ojos de mi búho. Todo lo demás lo vas diseñando tú, como mejor te parezca. Usando otra tela, fieltro o con lo que mejor te desenvuelvas.


¿Y si resulta que los calcetines que tienes son amarillos? ¡¡Muy bien pues en ese caso puedes hacer pollitos!!


Gracias a unas amigas de Santa Pola, aprendí hacerlos, ¡mil gracias Noe y Vane, sois unas artistas! Siempre haciendo mil cosas también.

Quizá en otra entrada podremos ver más usos… ¿Quién sabe?, se me acaba de ocurrir uno, que no sé cómo quedará…

¡Hasta la semana que viene!


sábado, 1 de marzo de 2014

Bolsa reciclada

Puesto que es mi primera entrada mostrándoos una de las múltiples manualidades, debía ser algo especial…

No tiene valor sentimental, eso lo dejo para más adelante, pero sí que fue lo que hace unos meses me hizo decidirme a empezar el reto; varios amigos me dijeron “¡Pero bueno!, ¿por qué no lo haces ya?”, ¡hasta algunos de ésos del cole! Así que, ¡ya está! no me gruñáis más.

Es una típica bolsa de la compra, de esas que acumulabas y reutilizabas hasta la saciedad y a veces las metías dentro de otra bolsa o un cajón y estaba todo lleno, ahora en España en casi todos supermercados hay que pagarlas, pues simplemente las he reciclado para hacer una bolsa más duradera.
 

 He usado todas las bolsas del mismo supermercado, para que saliera la bolsa del mismo color, y usando el “ganchillo”, la he hecho. La verdad es que no sé cómo llegué a la idea de hacerlo, pero tenía tantas bolsas de bolsas y un “ganchillo” que me traje de España que simplemente un día al verlos juntos se me ocurrió. Sabía que se podía hacer, porque en algún momento he visto algo parecido, así que me puse manos a la obra para intentarlo yo misma.

Y el diseño salió casi de la misma forma, tenía dudas en hacer el asa larga o corta o una o dos. Puesto que llevo tantos años viendo a mis abuelas y mi madre usando el ganchillo, que simplemente imité los movimientos que había en mi memoria y salió un punto tras otro hasta hacerlo entero. Eso sí, no me preguntes qué punto es…porque como mucho te digo “palote” y ni siquiera sé si es o no, porque es lo que a mí me parecen “palotes”. Siempre oigo a mi madre hablar de enanos, palotes o cosas así, pero yo no soy nada entendida en la materia, por eso sólo hice lo que recordaba que hacen ellas.

Eso sí, tienes que tener paciencia, mucha paciencia. Porque necesitas muchas bolsas, debes cortarlas, unirlas y hacer una especie de madeja antes de empezar.

Se pueden hacer infinidad de cosas, no sólo bolsos, bolsas o mochilas, sino incluso ropa para disfraces y cosas así… ahora que está tan de moda lo de tener cosas recicladas.

El problema viene si no tienes bolsas, que no vas a comprarlas, porque se trata de reciclar, o si tienes insuficientes que te quedas a medias.

Pero si tienes muchas, o las doblas para que ocupen menos y te llevas alguna en el bolsillo o bolso para cuando te hagan falta. O te haces una señora bolsa, duradera y marcando estilo ¡¿Por qué no?!



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