Mostrando entradas con la etiqueta Joyeros. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Joyeros. Mostrar todas las entradas

sábado, 23 de agosto de 2014

Pirograbador y caja de madera grabada


¿Os acordáis que hace un par de semanas os comentaba una cosa que se me metió en la cabeza y que tenía que hacer, pero que primero tenía que buscar  la herramienta?

Bueno, bien pues la herramienta era un pirograbador, resulta que es un utensilio para grabar formas, letras, números en madera o cuero o bueno otros materiales pero eso ya depende del pirograbador y sus puntas.

El caso es que en esta entrada os voy a mostrar una sección de formas que diseñe para entrenarme en el uso de esta herramienta y al final grabé en una cajita dos flores.

Empecé con un reloj:

 
 

Un ojo:

 

 


Flores:

 

 


Letras y sombreado:

 

 


Y la cajita:

 

 


Espero que os haya gustado, ¡hasta la semana que viene!

sábado, 9 de agosto de 2014

Joyeros y cajitas tratados y personalizados al gusto

Allá vamos con otras de mis cajitas.

 

¿Cómo empezó esta historia? Bien pues, este es un perfecto ejemplo de mi día a día luchando con mis propias ideas.

Veréis, cuando estoy trabajando soy muy perfeccionista y veo claramente cuáles son las prioridades, diferencio las cosas urgentes de las importantes y puedo jerarquizar el orden de los trabajos. Pero cuando estamos hablando de manualidades y tiempo libre, es como la vena creativa… y así se me escapa de las manos.

No sé si seré capaz de explicarme y vosotros de entenderme, pero el caso es que un día digo "vale voy hacer un par de broches para un regalo", que es algo sencillo y que me surgen las ideas según me siento hacerlo. Pero por lo que sea pues me falta algún material que es precisamente el que quería usar, pues nada a ir de tiendas a buscarlo… bien, pues es un riesgo, porque eso implica que vas a ver muchas cosas, no sólo la que buscas, y como estás en proceso creativo, todo lo que veas le vas a ver utilidad (valga la redundancia) y ya si por un casual oyes ideas que igual no habías pensado… es como que se va convirtiendo en una necesidad que tienes que probar tú también…

Quizás es algo que sólo me pasa  a mí pero el caso es que puedo empezar hacer broches y terminar haciendo un jarrón… porque oí algo que alguien dijo… y ya al volver... pues los broches ya no corrían tanta prisa.

Eso mismo me pasó con estas cajitas, fui a la tienda en busca de las pinturas para la caja de infusiones, ¿la recordáis? Hace un par de semanas. (Podéis volver a verla pulsando aquí).


Pues cuando estaba en la tienda, una de estas tiendas especializadas en bricolaje y manualidades, había una señora hablando de que estaba reparando un joyero que era de color cerezo y que una parte se había dañado, y que además quería hacer otro del mismo color pero que no encontraba el tipo de madera. A lo que la dependienta, con un dominio de todos sus productos y multitud de ideas, le aconsejó diferentes caminos para la reparación, y todos muy sencillos. 

Después le sacó unas cajitas de madera clarita sin tratar, de diferentes formas y tamaños, le dijo que eligiera, se fue después a por el tinte cerezo y cuando volvió le explicó todo para hacer un joyero lo más similar al suyo en color pero a partir de una cajita de madera sin tratar…y en ese momento decidí que yo tenía que intentarlo, así que aún no había ni empezado con un trabajo: la cajita de las infusiones y ya tenía otro metido en la cabeza…

Lo primero que tienes que hacer es tener todos los materiales, utensilios herramientas...mirar mi caja de estas cosas:


En este caso, no pude hacer fotos del proceso, pero no os preocupéis que os lo cuento:

1º) La caja sin tratar de ninguna manera, de madera clara.

2º) Ponte la mascarilla y guantes, y a lijar los defectos de la caja, si no tiene ninguno -> siguiente paso.

3º) Algunas de las cajas vienen con un tratamiento para que no les ataquen los bichos como las termitas y cosas así, si viene con eso, mejor que mejor. Si no es así, lo ideal sería dárselo, es un líquido muy clarito que huele a rayos, así que sigue con la mascarilla y los guantes. Este líquido es muy fácil de dar con el pincel, que llegue bien a todas partes para proteger bien la madera, y se seca muy rápidamente, así que en poco tiempo puedes seguir con la caja.

4º) Luego vamos con el líquido del tinte, hay multitud de colores; cerezo, alcornoque, haya, caoba... más rojizos, más grisáceos... a tu gusto. De la misma forma que el tratamiento, hay que pintarlo todo con movimientos rápidos de forma que se quede bien homogéneo.

5º) Una vez seco el tinte de la madera, notarás que la madera está reseca, el tratamiento y el tinte provocan eso; parece que la madera no tiene brillo. Pues bien, un poco de lo que se suele llamar "grasa de caballo", bien repartido, nutre la madera y le da brillo. Puedes darle en abundancia si quieres, pero tendrás que dejarlo secar y después con un trapito retirar el sobrante. Y dejarlo secar varios días porque si no manchará y no sólo por la grasa si no por el tinte también. 
Y como véis el resultado es magnífico:

 

Hay gente que en este paso aún sigue más allá barnizándolo: no hace falta, así ya se queda precioso y para mi gusto con un toque más natural, pero eso ya es al gusto de cada uno.

  

 


6º) Yo he añadido otro paso más, en cada cajoncito o apartado de la caja o en este caso ya joyero, le he puesto en el fondo un trozo de fieltro, de los colores que vosotros queráis. Además si quieres que no se mueva puedes comprarlo del que se pega que ya hay muchos colores también. 



 También podéis pegar el fieltro en el culo de la caja, por fuera, y ya es el colmo de lo profesional. En ese caso os recomiendo el fieltro que venden de pegar, pero el que se usa para poner en las patas de las sillas y mesas para no rallar el suelo, que lo puedes pedir en láminas para recortarlo tú mismo según lo que necesites. 

Bueno y con estos tres tipos de joyeros, triunfé haciendo regalos. Pero como siempre, cada vez que iba a la tienda a por un tinte o algo que me faltase... pues ya sabéis lo que pasa.

¡Una idea nueva! y lo siguiente ya fue el colmo. Ya veréis en las próximas entradas, ya.

Espero que os haya gustado y ¡hasta la semana que viene!

sábado, 28 de junio de 2014

Caja de conchitas del mar

Bueno hoy os traigo otra de mis pasiones: las cajas.

Me encantan. Desde las más antiguas de madera o latón, hasta las de las galletas y las de  los joyeros.

Desde muy pequeña me chiflaban. Yo creo que sería de los niños que les regalan un muñero super famoso y se entretienen jugando con el lazo del regalo, pues yo igual pero con la caja ¡Ya ves! a cada uno nos da por una tontería… pero yo creo que cogí la mayoría.

Me llamaba la atención coleccionar cosas, desde monedas, cromos, pins  o sellos, que es lo más clásico, hasta chapas, postales, etiquetas de los vinos de mi padre, ¡de todo!

Pero lo de las cajas se ve que llamaba la atención porque de repente un año, cuando llegó mi cumpleaños, la gente empezó a regalarme cajitas y claro, cuando empecé a guardarlas me di cuenta   por qué llamaba la atención, pues en todos los escondrijos de mi cuarto tenía alguna de ésas que vienen con algunos estuches de colonia, o las de las galletas, una de madera que me regaló mi abuela, los joyeros de las abuelas... en fin: mil y una. Y aunque traté de meter una dentro de otra se fue haciendo difícil, y me di cuenta que tal vez los escondites empezaban a ser demasiado evidentes al ver que mi madre me dijo un día: “¿Qué, otra cajita? Al final te vas a tener que salir tu del cuarto para que quepan más”.

El caso, es que la cosa va a peor, ya no sólo me llaman la atención en las tiendas, los bazares o los mercadillos. No, he evolucionado hasta el nivel de crearlas por mí misma a mi gusto, decorándolas o arreglándolas según esté inspirada ese día.

Bien, pues hoy os voy a enseñar la primera con que empecé: (una simple aficionada)

 

¿Os recuerda a algo? ¡Sí! Todas esas cajitas de recuerdo que hay en las tiendas playeras de las costas españolas.

Bien pues como otra de mis aficiones desde bien, bien pequeña,  era coleccionar conchas que recogía en la playa (bueno las recogíamos mi padre y yo), la verdad es que no sé si será cosa de la memoria pero las recogía con una ilusión terrible y todas, repito TODAS, eran súper especiales, unas por color, otras por textura, otras por tamaño, ¡las quería todas! Así que mi padre abría la bolsa y para dentro todas las que pudiera recoger.  Incluso intentamos enganchar a mi hermano pero con él sólo funcionó un par de años, el resto del tiempo ya pasaba bastante del tema.

Claro que pensando, pensando, ¿qué hacían mi madre o mi tía mientras? ¡Ajá! ¡Embutirme el bocadillo de la playa! ¡Ése que comes casi tanta arena como salchichón! Si es que ya lo sabía yo: era una maniobra de distracción.

El caso es que en una de esas múltiples habilidades que tienen las madres, la bolsa desaparecía. Al principio decía: “¡Vaya, se quedó en la playa!”, la siguiente vez, ya me ocupaba yo de cogerla para que no se nos olvidara en el viaje de vuelta a casa (sí, esos viajes de :”¿Queda mucho?¿Y ahora? ¿Hemos llegado ya? ¿Y ahora?”). Pues cuando llegábamos y por una de aquellas me acordaba de mis conchas “¡uy! Pues si las metimos en la maleta y ya no están ¡se habrán perdido!” El caso es que siempre hacía magia con eso. Bien pues un año mi padre y yo decidimos hacer algo con las conchas para que así no desaparecieran puesto que las necesitábamos para hacer el adorno ese que cuelga en algunas puertas y que se mueve haciendo ruiditos, ”un avisador”. Pues ése año fue el primero que llegaron las conchas a casa después del verano pero tras unos meses cambiándolas de sitio porque no encontrábamos tiempo para hacerlo, desaparecieron de nuevo: Estoy casi segura que fue la magia de mi madre.

El caso es que somos animales de costumbres, al menos yo. Y ahora que ya he crecido un poco pues me gusta ir a la playa con mi bocadillo y comérmelo después del bañito, recogiendo conchas del mar, con tanto entusiasmo como cuando era pequeña.

Pero claro, de pequeña tenía la magia de mi madre desapareciendo las conchas y ahora no: total que de pequeña tenía el problema de que nunca llegaba ninguna y ahora el de que ya he acumulado demasiadas y ¡no puedo tirar ninguna! Porque todas son ¡especiales!


Pues como veis junté las dos aficiones he hice la caja las pegué con una masilla que hice a base de miga de pan o pasta de papel con cola, que me enseñaron en el colegio cuando hacíamos los regalos del día de la madre o del padre.  De esta manera se pegan y no están huecas de forma que es más difícil que se rompan. Y los caracoles pues o cola o pegamento de contacto.


Y después barnizarla, en un lugar bien ventilado y con barniz de spray.


Y bueno pues el uso ya el que queráis darle, un joyero suele ser lo más habitual, pero hay gente que guarda las llaves, o las pastillas si toma alguna medicación, monedas…


¿Y yo? Pues yo ya le tengo uso, ¡todas las conchas que no usé para decorarla van dentro!

  

Espero que os haya gustado y ¡hasta la semana que viene!
Free Cow Boy MySpace Cursors at www.totallyfreecursors.com